No son pocos los países que están entrampados con los sistemas sociales que incluyen una pensión otorgada por el sector público y que ya no son auto sustentables, tal como fueron concebidos. Por el contrario, cada año consumen más y más recursos de los presupuestos nacionales, representando una carga que a la vuelta de pocos años provocará un eventual colapso.
Es así como los diferentes gobiernos buscan fórmulas que desaten el nudo gordiano, sin provocar las virulentas protestas que implicaría desarmar por completo tales sistemas. Holanda tiene un ejemplo que puede servir de sendero para aliviar progresivamente las consecuencias de una intervención abrupta.
¿Cómo funciona el sistema de pensiones en Holanda?
Holanda también tiene vigente un sistema de pensiones públicas basadas en el reparto; no obstante, está complementado por otro que se fundamenta en la capitalización individual. Gradualmente con el paso de los años ha podido ir aumentando la cobertura de este último, mientras se ha disminuido sustancialmente la del primero.
Esto apunta a que eventualmente se adopte solo el sistema de capitalización, y vaya desapareciendo paulatinamente el peso que implica para el fisco sostener un sistema que requiere recursos exponencialmente crecientes. Es una manera de resolver el problema sin necesariamente tener que prolongar las fechas de retiro, disminuir las prestaciones otorgadas o exigir mayores cotizaciones.
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Diferencia entre el sistema de pensiones en los Países Bajos y España
Lo primero es que ya en este momento el monto que cancela el sistema público de pensiones representa solo un 30 % del monto mínimo establecido. El resto de la misma proviene de los fondos de empleos –fondos de capitalización– que son fomentados por los gremios y las empresas, conjuntamente con los trabajadores.
Esto de por sí es una gran diferencia con respecto al sistema español que solo se apoya en el decadente sistema de reparto.
Igualmente, la edad de jubilación en Holanda es actualmente 66 años y 4 meses, mientras que en España se accede a ella a los 65 y 6 meses. Si bien es cierto que ya está programado un incremento progresivo en los próximos años, los holandeses llevan algo de ventaja.
Hay un factor que complica cualquier intento por adelantar ajustes que atiendan el déficit del sistema público, y es la sistemática práctica de rechazar sin mucho fundamento a los fondos privados. Estas beligerantes voces se escuchan desde algunos gremios y sectores políticos temerosos de perder la capacidad de usar este tema para hacer proselitismo.
Solución a las plataformas de jubilación
Quizá en Holanda ha prevalecido la cordura y los acuerdos se han basado en la razón, dando paso a esta fórmula mixta que ayuda a sincerar la situación financiera de las plataformas de jubilación que quizá nunca han debido estar fuera del ámbito privado, ya que al fin y al cabo el Estado se vale de los impuestos que les pecha para intentar cubrirlos.
Si vamos a las cifras tenemos que el monto de la pensión básica en Holanda asciende a un 70 % de 1684,80 euros, que es el sueldo mínimo interprofesional (SMI), siempre y cuando viva solo. Si cohabita con otra persona este monto baja a un 50 %.
España actualmente paga a sus jubilados un monto de 851 euros al mes y 11 914 euros al año, lo que viene a ser casi un 20 % menos que la ofrecida en Países Bajos. Pero además lo más destacable es que el fisco holandés solo dedica un 6,8 % de su presupuesto, mientras que España ya tiene que apartar más del 10 % del PIB para complementar las carencias del sistema público, que además se percibe deficiente.
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No todo es felicidad en el sistema de pensiones holandés
A pesar de que el enfoque holandés ha desahogado el hueco fiscal que puede abrir un sistema de reparto en cualquier presupuesto nacional, también hay nubarrones que atentan contra la estabilidad de las prestaciones logradas en aquellas latitudes.
La baja estructural y prolongada de los tipos de interés está acechando la sustentabilidad de los dividendos que producen estos fondos holandeses por capitalización. Es por ello que han tenido que buscar reacomodos de emergencia para tratar de conservar los rendimientos mínimos que sufraguen los compromisos actuales y los que están por venir en el futuro inmediato.
El hecho de que los grandes bancos centrales en Europa, América y Asia han mantenido una política de bajar los tipos de interés para dinamizar la economía abaratando el endeudamiento, salpica directamente a los fondos de empleos que dependen de la rentabilidad de sus colocaciones para financiar la proporción que suponen en el sistema de pensiones de Holanda.
Por ello, se ha venido hablando de la necesidad de reformar las condiciones en las que se otorgan las pensiones en Países Bajos, dado que no se ve en el horizonte una posibilidad de que haya un repunte en los tipos de interés.
Por otro lado, la naturaleza de estos fondos de pensiones no permite asumir inversiones de alto riesgo que pudiesen suplementar la baja rentabilidad que ya por varios años han percibido.
Sabiendo cómo funcionan las pensiones en Holanda, sus ventajas y desventajas, habría que incorporar las cosas que se consideren positivas y que, sobre todo, aquello que a largo plazo evite una conmoción social cuando el Estado se vea materialmente imposibilitado a cumplir unos compromisos que, si a ver vamos, no tendrían necesariamente que asumir.
El tema de los sistemas de pensiones es, por decir lo menos, peliagudo. El sistema en el que se basan y que data de más de 120 años hace aguas tremendamente, y es un tópico sumamente sensible ya que toca lo que se considera un derecho adquirido intocable. Quizá es hora de girar la vista al modelo de pensiones en Holanda.
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