Todos hemos oído hablar del síndrome del trabajador quemado, el famoso burnout, que, en pocas palabras, no es otra cosa que padecer una cronificación del estrés laboral y que acaba por afectar muy negativamente al desempeño laboral y a la vida personal de quién lo padece. Pues, los síntomas y los efectos sobre quien los sufre son muy similares cuando hablamos del síndrome del cuidador quemado.

Cuidar a las personas que nos necesitan es profundamente humano. Cuidamos a nuestros hijos y les ayudamos a desarrollarse para que puedan valerse por sí mismo. Cuidamos a nuestros seres queridos cuando ven menguar sus facultades físicas o psicológicas a causa de una enfermedad o la llegada a la vejez. Algunas personas hacen de la generosidad de cuidar a los otros su profesión. Sin embargo, pueden ser labores muy ingratas, que exigen un esfuerzo descomunal y poner en jaque nuestra propia salud. Por eso es conocer las técnicas que nos explican con el síndrome del cuidador quemado cómo superarlo.

¿Qué es el síndrome del cuidador quemado?

Cuando un ser querido necesita nuestra atención durante 24 horas por sufrir determinadas enfermedades que exigen un cuidado constante, la persona o personas encargadas de dicho cuidado se encuentran en una situación para la que nadie está del todo preparado. El agotamiento, el estrés, la ansiedad y un cansancio emocional extremo pueden entonces aparecer. Esa persona está sufriendo el conocido como síndrome del cuidador quemado.

El concepto fue utilizado por primera vez por el psicólogo estadounidense Herbert J. Freudenberger, que lo usó para describir las sensaciones y el profundo desgaste que vivían un grupo de personas voluntarias que ayudaban en una clínica en la que se luchaba para que los pacientes abandonaran las drogas. Herbert J. Freudenberger identificó que dichos voluntarios, transcurrido un año de entrar en contacto con su labor, eran fácilmente irritables, se encontraban muy cansados y, además, trataban de evitar e, incluso, despreciaban a los pacientes.

En todos los casos lo que ocurre es que la persona que cuida se encuentra sobrepasada. Y lo que es verdaderamente peligroso es que pone en riesgo tanto la salud de la persona que está siendo cuidada como la del mismo cuidador.

Signos y síntomas del síndrome del cuidador quemado

Conocer el síndrome del cuidador quemado, los signos y sus síntomas es la única forma de poder identificar qué ocurre a esas personas y poner en marcha las medidas para tratar de superarlo. Os señalamos algunos de los signos y síntomas más claros que pueden ayudarnos a identificar el síndrome del cuidador quemado.

  • Agotamiento. Es uno de los primeros signos que nos dan la voz de alarma. La falta de sueño y la acumulación de estrés determinan la vida diaria de quien lo sufre.
  • Abuso de sustancias perniciosas. Asociado con la falta de sueño, puede ser habitual que se intente dormir con medicamentos que acaben convirtiéndose en una necesidad. En ocasiones, el tabaco y el exceso de alcohol son también tristes compañeros de viaje de los afectados.
  • Cambios de humor. La persona que sufre el síndrome del cuidador quemado se encuentra con episodios constantes de irritabilidad y, en demasiadas ocasiones, con una falta de autoestima muy grande.
  • Aislamiento. Amigos e incluso familiares van dejándose de lado poco a poco. Es uno de los signos y síntomas del síndrome del cuidador quemado que mejor pueden identificar las personas de su entorno.
  • Sentimiento de culpa. La misma disminución de sus capacidades físicas y emocionales hace que la persona que lo sufre se sienta culpable, piense que no está haciendo todo lo suficiente.
  • Dolores físicos. Cefalea, dolores estomacales, palpitaciones excesivas o dolores musculares son algunos de los síntomas físicos más habituales.

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Cómo solucionar el síndrome del cuidador quemado

Para evitar que el síndrome del cuidador quemado repercuta en todos los aspectos de la vida del cuidador es necesario seguir una serie de pautas que ayuden a paliar el estrés y permitan llevar una vida lo más normal posible.

He aquí una serie de medidas que hemos de tener en cuenta para conocer el síndrome del cuidador quemado y cómo superarlo.

  • Pedir ayuda. Es esencial evitar encontrarse solo. Cuando la situación nos desborde, hemos de contar con el apoyo de personas del entorno y con la ayuda profesional si es necesario.
  • Dedicar tiempo a uno mismo. También el autocuidado es importante. Aunque nos hallemos ante una situación que exige un importante esfuerzo por nuestra parte debemos guardar espacio para nosotros mismos. Hacer cosas que nos gusten, disfrutar de tiempo de ocio y descansar son factores fundamentales.
  • Evitar quedarnos aislados. La vida social nos reconecta con nosotros mismos. Debemos salir con los seres queridos, pasar tiempo con la familia y esforzarnos en contar con tiempo con las personas con las que disfrutamos.
  • Mantener una alimentación saludable. Debemos comer de forma sana. La alimentación es fundamental en nuestra salud física y familiar.
  • Hacer ejercicio físico. Es importante dejar un tiempo para practicar deporte, caminar o simplemente disfrutar de nuestras actividades físicas favoritas. Y si son deportes de grupo, mucho mejor.

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