Solicitar un préstamo lleva implícito cumplir con una serie de requisitos estipulados por quien lo otorga. Estos son insumos para realizar lo que se denomina el análisis de riesgo, que determina la probabilidad de impago del solicitante y una de las consideraciones iniciales es su edad. ¿Qué opciones hay en cuanto a préstamos para mayores de 65 años?

Una institución crediticia normalmente ejecuta protocolos estrictos para la aprobación de sus préstamos. Uno de los aspectos que nunca faltará será verificar el patrimonio –algunas veces se exigirá algo en garantía– y la edad de la persona que requiere el crédito.

De entrada se asume que los préstamos serían otorgados prioritariamente a personas que se encuentren en su etapa productiva. Es decir, nunca si es menor de edad y muy pocas veces si ya está retirado o jubilado. Cuyo caso lo más probable es que sus ingresos hayan mermado o en el mejor de los escenarios estén estancados.

Ser beneficiario de un préstamo después de darse de baja como persona plenamente productiva no es tarea fácil. No obstante, existen opciones que atienden a este grupo etáreo. A la hora de que necesiten algo de liquidez puntual por algún gasto inesperado o de forma recurrente a manera de complemento a sus pensiones.

¿Qué opciones de préstamos para mayores de 65 años existen?

Cuando hablamos de préstamos para mayores de 65 años, primero que nada hay que hacer una precisión: el propósito de dicho préstamo.

No es lo mismo solicitar un préstamo al consumo puntual o para cubrir un gasto sobrevenido, que uno para adquirir algo de mayor calibre y que su retorno se proyecta a largo plazo.

Evidentemente, en este último caso las personas ya entrando a la llamada tercera edad tienen un hándicap natural. Debido a la imposibilidad de garantizar a quien financia su permanencia por muchos años más para hacer frente a compromisos de esa naturaleza.

Es por ello que un crédito hipotecario que se otorga a un horizonte de 20, 25 y hasta 30 años no está concebido para ser otorgado a personas que superen la barrera de los 40 años de edad. Aun así, para los que requieren de liquidez y se encuentren en esta etapa de la vida, podemos encontrar opciones en lo que refiere a préstamos para mayores de 65 años.

Partiendo del propósito al cual se destinará la pretendida suma de dinero, podemos disponer de alternativas en el mercado crediticio. Si, por ejemplo, la necesidad de liquidez surge para cubrir un gasto puntual que deba ser subsanado de improvisto, es posible acudir a los préstamos rápidos. Estos los vienen ofreciendo plataformas online que prometen rápidas aprobaciones de montos limitados.

En este caso se puede echar mano a este recurso que no requiere de mayores trámites para las solicitudes. En la mayoría de los casos en muy breve tiempo se dispone del dinero. Por supuesto que este tipo de crédito puede ser algo más pesado que otras opciones; dadas sus características de riesgo y como ya mencionamos, sus cantidades máximas de ingreso son modestas.

Otras alternativas a los préstamos para jubilados y pensionistas

Optar por préstamos para jubilados y pensionistas que tienen como fin atender el déficit estructural de sus ingresos requiere de otro enfoque y otras alternativas. Si hablamos de obtener de alguna manera un complemento a lo que se recibe por medio de una pensión –que normalmente se hace insuficiente con el tiempo por efectos de la devaluación–, habría que considerar la tramitación y solicitud de una hipoteca inversa.

Como su nombre sugiere, la hipoteca inversa invierte la lógica de una hipoteca ortodoxa. Al solicitar una hipoteca tradicional requerimos el dinero para adquirir un inmueble que no poseemos. Por el contrario, una hipoteca inversa parte de la premisa que ya somos propietarios de una vivienda de la cual deseamos obtener liquidez.

Normalmente las personas en situación de retiro han dedicado buena parte de sus esfuerzos a garantizarse un techo. Por lo que sin temor a equivocarnos, podemos decir que en la gran mayoría de los casos su vivienda representa el patrimonio más significativo, que muestra el balance de los empeños de su etapa productiva.

Siendo así, es natural aspirar a sacar provecho de este ahorro encarnado en ese bien inmueble. Servirá para satisfacer necesidades en la última etapa de su existencia. Es entonces cuando es apropiado solicitar una hipoteca inversa y tener así un complemento a su pensión que, al igual que esta, puede llegar a ser vitalicia.

Solventando el déficit personal

El negocio es convertir en dinero fresco y de forma paulatina el ahorro más importante con el que se cuenta. Pero además preservarlo como residencia hasta el momento del fallecimiento, lo que evita sobresaltos indeseables de desalojos y otras actuaciones similares. Se garantiza el usufructo vitalicio de la vivienda y se solventa el problema estructural de flujo de caja.

Según sea el caso, puede ser efectiva para sobrellevar el efecto dañino que tiene la inflación sobre pensiones, que no son ajustadas en el tiempo, sin correr el riesgo de perder las cuatro paredes que nos resguardan.

Al momento del fallecimiento los herederos tienen la oportunidad de cancelar el monto de la hipoteca inversa. Para así recuperar la propiedad plena del inmueble, o simplemente el ente crediticio dispondrá del mismo para resarcir la hipoteca.

Está de más decir que los montos y condiciones de estos préstamos para jubilados y pensionistas están remitidos directamente al valor de la vivienda y la edad que tenga el solicitante. A partir de estos datos se hace un cálculo desde el cual surge el monto que es posible otorgar.

Estos montos pueden entregarse en un solo pago o pueden programarse a manera de rentas mensuales o basadas en cualquier otra periodicidad. Cosa que también influirá de manera importante para su establecer su cuantía. En definitiva, quienes lidian con problemas económicos luego de pasar a ser jubilados. Pueden optar a préstamos para mayores de 65 años de edad que alivien sus circunstancias económicas.

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