A medida que nos hacemos mayores, cuidar de nuestra salud mental es tan importante como cuidar nuestra salud física. De hecho, con el paso de los años enfrentamos nuevos desafíos que pueden afectar nuestro bienestar emocional y cognitivo. La jubilación, los cambios en la dinámica familiar, y a veces la pérdida de seres queridos, pueden llevar a sentimientos de soledad, aislamiento o ansiedad. Sin embargo, es importante saber que hay múltiples maneras de fomentar una salud mental fuerte y resiliente. Teniendo esto en cuenta, en este artículo veremos cómo la actividad física, las relaciones sociales, las rutinas diarias, y las actividades recreativas y pasatiempos juegan un papel fundamental en el cuidado de nuestra salud mental.

La importancia de la actividad física para la salud mental en la tercera edad

La actividad física regular es un pilar esencial para mantener una buena salud mental a todas las edades, y más a medida que envejecemos. El ejercicio no solo mejora la salud física, sino que también tiene un impacto positivo significativo en el estado de ánimo y en la prevención de trastornos como la depresión y la ansiedad. Al ejercitarnos, nuestro cuerpo libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que nos ayudan a sentirnos más relajados y optimistas.

Además, la actividad física mejora la cognición. Diversos estudios han demostrado que el ejercicio regular ayuda a mantener la agudeza mental, mejorando la memoria y la capacidad de concentración. Esto es crucial para combatir el declive cognitivo que naturalmente ocurre con la edad.

Para las personas mayores, es importante elegir actividades físicas que sean seguras y con las que disfruten. Caminar, la natación, y el yoga adaptado son excelentes opciones. Estas actividades no solo benefician el cuerpo y la mente, sino que también ofrecen oportunidades para socializar y disfrutar del aire libre. Incluso pequeñas cantidades de actividad física pueden hacer una gran diferencia, por lo que es esencial encontrar una rutina que se ajuste a cada estilo de vida y capacidades individuales.

La influencia positiva de las relaciones sociales en la salud mental de los mayores

Mantener relaciones sociales activas es otro punto esencial para la salud mental a partir de los 60 años. Las interacciones con familiares, amigos y la comunidad proporcionan una sensación de pertenencia y propósito son elementos fundamentales para una buena salud emocional. Estas relaciones ayudan a reducir el riesgo de soledad y aislamiento, problemas comunes en esta etapa de la vida.

Las amistades y las relaciones familiares ofrecen apoyo emocional, ayudan a aliviar el estrés y aumentan la sensación de felicidad y bienestar. Participar en actividades comunitarias y grupos de interés también puede ser extremadamente beneficioso. Estas actividades no solo brindan la oportunidad de socializar, sino que también estimulan la mente y fomentan un sentido de logro y autoestima.

Por lo tanto, es importante para las personas mayores buscar activamente oportunidades para interactuar con otros. Esto puede incluir unirse a clubes de lectura, grupos de voluntariado, clases de arte o simplemente organizar reuniones regulares con amigos y familiares. En la era digital, las redes sociales y las plataformas en línea también ofrecen formas adicionales de mantenerse conectado con seres queridos y conocer gente nueva.

A medida que envejecemos, algunas amistades pueden desvanecerse. Por este motivo, es necesario estar abierto a la formación de nuevas relaciones. Participar en actividades grupales, ya sea en persona o virtualmente, puede ser una excelente manera de conocer a otras personas con intereses similares y construir nuevas amistades duraderas.

Establece rutinas en tu día a día   

Por otra parte, establecer rutinas diarias es fundamental para la salud mental después de los 60 años. Las rutinas proporcionan estructura y orden a nuestras vidas, creando un sentido de estabilidad y previsibilidad que puede ser reconfortante. De hecho, una rutina regular ayuda a organizar el tiempo, priorizar actividades importantes y reducir el estrés y la ansiedad.

Las rutinas saludables deben incluir horarios regulares para despertarse y acostarse, tiempos de comida fijos, y momentos dedicados al ejercicio físico y a los pasatiempos. Esto no solo ayuda a mantener un ritmo circadiano saludable, sino que también asegura que se cubran todas las necesidades físicas y emocionales diarias.

Es importante también incluir actividades que aporten sentido y satisfacción personal. Esto podría incluir leer, jardinería, escribir, o cualquier otra actividad que traiga alegría y sentido de logro. En cualquier caso, las rutinas deben ser flexibles para adaptarse a cambios inesperados y evitar la monotonía, permitiendo así la inclusión de nuevas experiencias y oportunidades.

Además, establecer metas diarias o semanales puede proporcionar un sentido de propósito y dirección. Estas metas pueden ser simples, como terminar un libro o iniciar un nuevo proyecto de jardinería, pero son fundamentales para mantener una sensación de progreso y realización personal.

El impacto positivo de las actividades recreativas y los pasatiempos en la salud mental

Por último, es importante hablar de las actividades recreativas y los pasatiempos, ya que juegan un papel vital en la salud mental de las personas mayores. Estas actividades no solo son una fuente de disfrute y entretenimiento, sino que también ofrecen beneficios significativos para la salud emocional y cognitiva. Al involucrarse en pasatiempos y actividades recreativas, las personas mayores pueden experimentar una mejora en su estado de ánimo, reducir el estrés y sentir un renovado sentido de propósito y logro.

Los pasatiempos como la jardinería, la pintura, la escritura o las manualidades son especialmente beneficiosos. Estas actividades creativas no solo son una forma de autoexpresión, sino que también mejoran la concentración, la memoria y las habilidades motoras finas. Además, aprender nuevas habilidades o retomar antiguas pasiones puede ser extremadamente gratificante y empoderador.

Las actividades recreativas también ofrecen oportunidades para la socialización y la construcción de la comunidad. Participar en grupos de juego, clases de baile, o excursiones en grupo son maneras excelentes de conocer a otras personas y construir relaciones significativas. Estas interacciones sociales son fundamentales para combatir la soledad y el aislamiento, comunes en la tercera edad.

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