Son públicas y notorias las grandes y crecientes dificultades que sufren los Estados para honrar las pensiones de las que goza su población de adultos mayores. Y lo que se vislumbra es que estos inconvenientes sigan aumentando en el tiempo; de allí la conveniencia de que los trabajadores activos conozcan las ventajas de contratar un plan de previsión asegurado.
Como reza el famoso dicho, remojar las barbas sería una magnífica acción de todos los que aún transitan su etapa productiva, y más específicamente aquellas que quizá ya se enfilan a su última década de actividad antes de poder cumplir con el requisito de edad respectivo para optar por el retiro laboral.
Ese remojo puede concretarse con algunas herramientas financieras que eventualmente sirvan de complemento a una pensión pública, que probablemente no brinde tantas alegrías como se espera. Dediquemos estas líneas para conocer más sobre los planes de previsión asegurados.
¿Qué es un plan de previsión asegurado?
Un plan de previsión asegurado –o PPA por sus siglas– es un seguro que se contrata para garantizar recursos que serán entregados en la etapa de jubilación del titular.
Es un instrumento que prevé la ausencia de ingresos que ocurre al retirarse, dando la posibilidad de contar con fondos adicionales nutridos por aportes hechos previamente, como si se tratara de primas de un seguro.
Existen varias ventajas de las que pueden disfrutar las personas que deciden contratar un plan de previsión asegurado. Quizá la más notable es que, como se intuye de su denominación, los fondos provenientes de estos planes están garantizados; es decir, no dependen de los vaivenes de los mercados de capitales.
Cuando contratamos este tipo de planes estamos comprando una cierta cantidad de dinero, de la cual podremos disponer a futuro dadas ciertas condiciones. Estas condiciones son las contingencias bajo las cuales podemos reclamar tales recursos.
Guardan similitud a las coberturas ofrecidas por los seguros de vida pero, a diferencia de estos, los beneficios de los planes de previsión asegurados no solo se activan al fallecer el titular. De hecho, las coberturas y primas de estos planes también son calculadas bajo el marco de las ciencias actuariales, tal como cualquier otro seguro tradicional.
Beneficios de los planes de previsión asegurados
Inicialmente el beneficio más patente es que contaremos con recursos en la etapa más frágil de nuestra vida, teniendo un ingreso adicional al que nos pueda suministrar a futuro (en el momento en que podamos jubilarnos) el sistema público de pensiones.
Sabemos que cada vez hay mayores restricciones y condiciones para conceder el derecho a pensión, por lo que no hay una certeza de los niveles o magnitudes de las cantidades que se otorgarán a futuro. Contar con algo de certeza en cuanto a nuestros ingresos en una etapa en la que ya menguan nuestras capacidades, no es nada desdeñable.
A diferencia de los planes de pensiones –otro recurso para planificar la jubilación–, desde el primer día sabemos cuál es el monto con el cual podemos contar cuando se cumpla alguna de las contingencias previstas para reclamar sus beneficios. Los planes de pensiones son ahorros programados que se basan en proyecciones que dependen de los rendimientos que brinden los títulos o valores en los que se invierta.
Es decir, el plan de previsión asegurado es una certeza, no una promesa. Claro que tiene un costo que será mayor en la medida en que retardemos la decisión de adquirirlo. Mientras más joven se tome este tipo de planes, más económicos resultarán. Por el contrario, si nos acercamos al retiro correremos el riesgo de no poder costearlo.
Así mismo, estos planes son hereditarios; es decir, si el titular muere, los beneficios previstos pueden ser disfrutados por aquellos que haya indicado quien en vida contrató el plan. Esto es parte de la garantía que ofrecen los planes de previsión asegurados.
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¿Cuál es la aportación máxima a un plan de previsión asegurado?
Otro tipo de beneficios que percibimos de los planes de previsión asegurados son los fiscales, ya que la fiscalidad sobre los aportes es postergada hasta el momento de reclamarlos. Mientras se nutre ese capital –del cual disfrutaremos al jubilarnos– estaremos exonerados hasta ciertos límites especificados en la ley que regula estos instrumentos de ahorro.
Esto es un aliciente para aquellos que deciden apoyarse en estos planes asegurados, tomando responsabilidad de sus años dorados. El gobierno consciente de ello ha previsto que la aportación máxima a un PPA (sobre la cual se nos exonera el pago de impuesto) será el monto menor entre 8000 euros anuales y el 30 % de ingresos.
No obstante, al ser planes voluntarios se pueden hacer mayores aportes aunque no podamos presentarlos como gravámenes dentro de nuestra declaración de impuesto. Sabemos que los recursos generalmente son limitados, pero mientras mayores sean estas provisiones, mayor holgura económica nos brindarán.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir un PPA?
Lo primero a considerar para decidirnos por un PPA, que es a todas luces un ahorro a largo plazo, son las condiciones de liquidez que nos ofrece. Es importante conocer bajo cuáles circunstancias podemos reclamar anticipadamente los recursos provenientes del plan, si en el camino tropezamos con imprevistos que, por ejemplo, nos incapaciten prematuramente impidiéndonos completar aportes pendientes.
Igualmente una buena práctica es evaluar la relación o ratio entre el beneficio ofrecido y el costo final del plan. Como indicamos, al estar sometido a cálculos actuariales cada empresa u oferente tendrá mejores o peores tarifas para coberturas diferentes. Si prestamos atención a este dato podemos comparar más fácilmente.
No obstante, los mejores planes de previsión asegurados serán siempre aquellos que gocen de una reputación intachable, por lo que el único factor a sopesar no debe ser el costo. Es una decisión muy importante como para correr riesgos que nadie agradece, sobre todo cuando queremos simplemente relajarnos y disfrutar los últimos años de nuestra vida.
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