La vida está llena de imprevistos que determinan nuestro desempeño laboral. Enfermedades puntuales, accidentes que nos fuercen a pasarnos días, semanas o meses inactivos… Las causas por las que nos vemos obligados a pasar un periodo puntual de tiempo sin poder trabajar pueden ser de todo tipo. Es normal pensar que esta época de inactividad pueda tener consecuencias tras nuestro retiro. Veamos al detalle la relación que hay entre incapacidad temporal y jubilación y cómo influye la una en la otra.
En qué consiste la incapacidad temporal
Un accidente, una enfermedad que precise mayor o menor tiempo de recuperación… en definitiva, una situación física o psicológica imprevista que nos impide desempeñar nuestra labor profesional. Esas son las causas que generan la incapacidad temporal. Cuando las entidades públicas nos reconocen esta condición, continuamos percibiendo ingresos pese a no estar trabajando en ese momento. Y, como veremos, incapacidad temporal y jubilación también están relacionadas.
Si queremos ser más concretos, desde el punto legal, la incapacidad temporal se define como un subsidio diario que faculta cubrir la ausencia de ingresos en los momentos en que el trabajador está imposibilitado temporalmente de realizar su labor y precisa algún tipo de atención sanitaria por parte de la Seguridad Social. Como decíamos, sufrir una enfermedad o una lesión provocada por algún accidente son las causas habituales que generan esta incapacidad temporal.
En un principio, la incapacidad temporal tiene unas características centradas en el corto plazo. Será el doctor responsable el que determine si una incapacidad temporal puede ampliarse o no. El objetivo es seguir teniendo ingresos mientras se desarrolla el tratamiento médico que permita lograr la recuperación total y restaurar las facultades que le permitan regresar a su puesto de trabajo.
Como detallaremos más adelante, la causa que ha provocado la incapacidad temporal es la que determina la cantidad económica diaria que recibirá la persona afectada. Legalmente, esta incapacidad temporal llegará a su fin cuando el profesional sanitario correspondiente otorgue el alta médica a la persona afectada. Normalmente, el tiempo máximo en que se mantiene una incapacidad temporal es un año, si bien en casos excepcionales se puede alargar durante seis meses más. A partir de entonces, si la enfermedad persiste e impide el trabajo del afectado, se suele valorar la posibilidad de calificarla como incapacidad permanente, lo que tiene unas características y condiciones diferentes.
Cómo se accede y cuánto se cobra
Acceder a la incapacidad temporal es posible para cualquier persona que se vea privada de la posibilidad de trabajar y, en ese momento, estuviera trabajando. Lo principal es que esté dado de alta en la Seguridad Social, más allá de si lo está como trabajador por cuenta ajena o por cuenta propia. Incapacidad temporal y jubilación están relacionados desde el momento en que se accede a la condición.
La causa que provoca la incapacidad temporal es muy relevante para observar las condiciones en que se va a encontrar el trabajador y la cuantía que recibirá por parte de la Seguridad Social. La situación es distinta, por ejemplo, si la causa es una enfermedad común o una enfermedad o accidente laboral, es decir, provocado por el trabajo que realiza.
En el primer caso, es decir, si la baja laboral se produce por enfermedad común, para acceder a los beneficios de la incapacidad temporal, es necesario que el trabajador haya cotizado al menos 180 días durante el periodo comprendido a los cinco años anteriores a la baja.
Esta condición no existe en el caso de que la baja se produzca por una enfermedad o accidente laboral, ya que se entiende que en el caso de no haber estado realizando este trabajo no se habría generado esta enfermedad o accidente. Por ello, en este caso, no existe el requerimiento de un periodo previo de cotización.
¿Cuánto se cobra?
Tampoco existe una cuantía o un porcentaje del salario mensual uniforme. Lo principal es que la cuantía económica depende de aspectos asociados al motivo por el que se produce la baja que pasamos a detallar. Veámoslo un poco más en detalle.
Incapacidad temporal por accidente laboral o enfermedad generada por el tipo de trabajo que se realiza. La base reguladora a partir de la cual se calculará el montante económico será la suma de la base de contingencias profesionales del mes anterior a la baja (excluyendo horas extraordinarias) y la cotización de las horas extraordinarias del año natural previo. La aplicación será, al menos, del 75% de la base reguladora.
Incapacidad temporal determinada por una enfermedad común. La base reguladora resulta de la cotización por contingencias comunes del mes anterior a la baja. En este caso, aplica un porcentaje del 60% de la base reguladora desde el día 4 al 20 de la incapacidad temporal. A partir de este, el porcentaje se incrementa hasta el 75%.
Los acuerdos entre empresa y trabajador o bien el Convenio Colectivo pueden determinar que la empresa complete el subsidio que se recibe por incapacidad temporal hasta llegar al 100% de la base reguladora.
Conviene saber que se deja de cobrar la incapacidad temporal si el afectado llega al momento de la jubilación y comienza a percibir su pensión, si supera el plazo legal establecido y, como es lógico, si recibe el alta médica.
De qué forma influye la incapacidad temporal en la jubilación
Uno de los aspectos que puede preocupar a quienes sufren una baja por enfermedad común o accidente o enfermedad laboral es si este periodo va a dejar de cotizar de cara a su jubilación. Es decir, conocer de qué modo están relacionados incapacidad temporal y jubilación. No hay de qué preocuparse, el Estado protege a estas personas de forma que no se vean afectadas en el momento de cobrar la pensión.
La ley dicta que en el caso de que se produzca una incapacidad temporal, persiste la obligación de cotización. Esto significa que, pese a que no esté capacitado para desempeñar su labor profesional habitual, el tiempo de baja laboral también cuenta como tiempo efectivo para la jubilación.
Esto se da porque la regulación española exige que durante el periodo que la persona se encuentre bajo incapacidad temporal, la empresa tiene la obligación de cotizar y de pagar la prestación al trabajador.
En definitiva, sea cual sea la situación de la persona afectada por una incapacidad temporal, la legislación protege al afectado. Si la enfermedad o un accidente laboral impiden desarrollar la actividad laboral, los instrumentos públicos resguardan al afectado sin que este periodo suponga, además, una penalización de cara a su jubilación.
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